Pero desde hace un tiempo, vengo notando que algo ha cambiado en las calles de Madrid. Me gustaría decir que hay cada vez menos coches, o que noto el aire más limpio, o que hay menos basura en las calles. Sin embargo, no es así.
Hace ya meses que el Ayuntamiento de Madrid, supongo que como estrategia encubierta de ahorro para sortear la crisis (eufemismo: de sortear nada; Madrid, al igual que el resto de España, está sumida en la crisis más profunda… y lo que nos queda), apaga las luminarias de la vía pública cuando ésta es pequeña o poco transitada. Las grandes avenidas se salvan, aunque no descarto que en breve empecemos a ver cómo cada vez las farolas en el Paseo de la Castellana se encienden más tarde y se apagan más pronto.

Porque, a todas luces, es un engaño. Los madrileños seguimos pagando exactamente lo mismo con nuestros impuestos, mientras que el suministro de luz disminuye subrepticiamente. Que no digo que el ahorro energético sea muy bueno, pero tratar a los ciudadanos como tontos... No.
No soy la primera persona que se da cuenta, ni seré la última. Como yo, hay miles de madrileños aficionados al paseo, y más aún a la observación.
Me gusta mucho la fotografía nocturna, y con estas luces la verdad es que quedan unas fotos preciosas. Pero la verdad es que es más importante el ahorro energético y la prevención de la contaminación lumínica. Hay que tener un equilibrio. Saludos...
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